Por: Felipe Vasconcelos (Nivel B1)

Estas frases que leí en el libro “Meditaciones” de Marco Aurelio, me parecieron muy interesantes. Recomiendo su lectura porque creo que puede ayudarnos a pensar de otra manera sobre la vida.

Independiente de lo que hagas o digas, tú debes ser bueno. No por causa de cualquier otro hombre, pero por causa de su propia naturaleza. Es como si el oro, la esmeralda o la amatista quedaran hablando para sí mismos: no importa lo que el hombre haga o diga, yo siempre debo ser una esmeralda y mantener mi color.

¿Tal vez algún hombre es tan tonto al punto de temer la transformación, gracias a la cual todas las cosas que antes no existían deben su existencia? ¿Y lo que es más agradable y familiar a la naturaleza del universo? Para que tú consigas tomar baños calientes, ¿no debería la leña que calienta el agua ser transformada primero? ¿Cómo te podrías alimentar con aquellas cosas que comes si ellas no pudieran pasar por transformaciones? ¿Puede cualquier otra cosa (que sea útil y provechosa) ser realizada sin transformación? ¿Cómo entonces no percibes que venir a ser transformado por la muerte también es para ti una cosa tan necesaria para la naturaleza del universo?

Siempre que algún hombre ofenda a otro, considera lo que él cree ser bueno o malo cuando ofendió. Pues, cuando tú sepas, tendrás pena de él, no le preguntarás el porqué ni tendrás rabia. Pues tú mismo puedes vivir en aquel error e ignorancia, suponiendo que hace el bien. Por eso, estás obligado a perdonarlo caso él haya hecho lo que tú harías contra ti. ¿Cómo puedes, por tanto, ser menos que gentil con aquel que comete el error?

Líbrate de todas las opiniones que cargan la fuerza y la violencia de los deseos y de los afectos irracionales. Limítate al tiempo presente, analiza lo que quisieras que haya ocurrido, sea a ti o a otra persona. Divide todos los objetos presentes, deja para pensar por último en lo que es formal y material. Aquello que tu vecino hizo, donde reside la culpa, déjala reposar. Analiza ordenadamente todo lo que sea hablado. Deja tu mente penetrar tanto en los efectos cuanto en las causas. Alégrate con la verdadera simplicidad y modestia, recuerda que todas las cosas intermediarias entre la virtud y el vicio son indiferentes para ti.

El arte de vivir verdaderamente en este mundo está más cerca de un luchador que de un bailarín. Porque los dos concuerdan con el hecho que es preciso enseñar a un hombre todo lo que cae sobre él, a fin de que él esté listo para tal y para que nada lo derribe.

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